EL COUNSELLING NO ES CUALQUIER MODELO DE RELACIÓN DE AYUDA

14.03.2020

Autor: Mario Fernández Alameda
Fundador del IGC  

El counselling es una tendencia psico-educativa y por lo tanto orientada hacia el bienestar y la salud, imparable. Trae consigo los ingredientes que parece que la educación clásica, la académica, ha olvidado. Como el fomento del amor al conocimiento, la enseñanza en la reflexión profunda, el respeto a la existencia del otro y la comunicación que permite darle sentido a la vida sin aspirar con ello a ser mejor que nadie ni a ser más eficaz o más rentable.

El Counselling con su orientación en el nuevo paradigma relacional, un nuevo modelo para las relaciones interpersonales y también para el entendimiento con uno mismo, deja espacio suficiente para que se renueve la operativa de la relación de ayuda, ya sea en la psicoterapia, en la educación o en la asistencia social y propone un entendimiento de igual a igual, donde tanto consultante como operador de ayuda configuran el espacio que representará el marco de referencia construido a partir de las necesidades de identidad, de pertenencia, de relaciones y de amor de cada quien. En un proceso consultivo (sea individual o de grupo) tan lícito es amar como odiar, desear como aborrecer, la sumisión como la rebeldía, el vicio como la virtud, ya que los counsellors no somos jueces ni exponentes moralistas ni poseedores de ninguna forma de lo que es justo o equivocado ni atendemos a la relación tradicional dictaminando que es normal y que es patológico. Nuestra aportación al "sistema persona" es el establecimiento de un espacio que permita al consultante verse, explorarse y conocerse.

Apuntando continuamente hacia la consciencia del presente y hacia las consecuencias internas (para la persona) y externas (para los otros) de sus estilos de pensar, sentir y actuar.

En este modelo de relación de ayuda partimos de la creencia en la bondad del ser humano pero no como un ejercicio forzado por circunstancias socializantes o moralizadoras, sino como una facultad implícita en la naturaleza de la persona, atrapada en múltiples ocasiones en el miedo y la desconfianza. Pasa mucho tiempo a veces para las personas en procesos de desarrollo para darse cuenta de este contingente interno de consciencia, de bondad, de equilibrio y de amor universal. Sin embargo es posible y cuanto antes comencemos a atravesar estas experiencias antes se abandonan las antiguas maneras y armaduras defensivas que han limitado y en muchos casos impedido ser quien se es. Ahora bien, para posibilitar una atmósfera que facilite y favorezca estos fenómenos, solamente es posible por aquellas personas que valientemente han creado para si la esperanza y que han atravesado también por sus infiernos personales, sus miserias, sus dolores, sus mezquindades y sus desesperaciones. La artificialidad de paraísos inexistentes propios de visiones limitadas de la realidad y empujados con turbios propósitos de escape de sí mismo, del sí mismo inaceptable, solamente conduce a mayor desesperación, a un vacío existencial más grande y más profundo. Porque no es solamente ansia de amor, más parece un ansia metafísica lo que busca profundamente cada persona, algo más allá del signo del deseo, un vacío que no es de este mundo y por lo tanto no se puede llenar con nada de este mundo.

No obstante el problema de llenar este vacío no se puede separar de la resolución del problema psicológico. Todas las modalidades de terapia tienen una cosa en común con lo que podríamos llamar "la gran búsqueda existencial" y es que todas intentan a su modo ajustar lo que "no va". 

En el Counselling, el counselling que trabaja en orientación existencial y se apoya en los procesos de la fenomenología, no tenemos un modo de ajuste de lo que no va para el cliente. Si disponemos de una metodología que hace posible que el modo de ajustar lo que "no va" sea propio del cliente un modo que respete su especificidad como persona y que se ajuste a sus propias necesidades humanas; entendiendo que las buenas relaciones con otros es también y primero que nada una necesidad individual, aunque parezca colectiva.

 Las tradiciones espirituales dicen que "en un momento de nuestra historia individual o colectiva", "caemos ", perdemos o hemos perdido el paraíso. La condición universal de nuestra mente. Así todas las terapias se ofrecen a restaurar un estado de salud original. A pesar de que cada vez la PSICOTERAPIA por su propia historia se ha vuelto más consciente de su implicación en estos procesos, el peso del modelo tradicional, el paradigma de la curación, la relación de curar que se establece entre digamos; médico y paciente o psicoterapeuta y paciente o entre terapeuta y paciente, donde el profesional apunta a saber y querer saber más de su paciente que el paciente mismo, no favorece y por el contrario colapsa la toma de conciencia individual y el desarrollo creativo del auto-aprendizaje que finalizará en el auto-apoyo y auto curación del paciente. Lo nuevo en el Counselling es precisamente esto, que todo el proceso en la relación profesional- consultante está en constante contacto con la emergencia de la toma de consciencia individual de todos los procesos humanos, un despertar así mismo que consigue que germine la semilla de la humanización. 

Mario Fernández Alameda

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